Piedras Negras, Coah.- es un claro ejemplo de cómo la naturaleza rebasa todos los límites; una ciudad en la que sus habitantes históricamente han padecido los estragos provocados por inundaciones y en donde 82 años han sido insuficientes para que gobiernos estatales o municipales establezcan proyectos de infraestructura que den solución de fondo, a un problema que se ha vuelto emblemático.
El dos de septiembre de 1932, es un día que fenece en el olvido, -a esa fecha se remonta el primer registro de una inundación de gran magnitud en Piedras Negras-, no así el 28 de junio de 1954, ni el cuatro de abril de 2004, fechas que han marcado la historia de esta frontera por intempestivas y trágicas inundaciones.
Una y otra vez familias enteras han tenido que reponerse de lo perdido. De lo material, porque las vidas humanas, ésas no se recuperan.
Avenidas de afluentes, un tornado registrado el 24 de abril de 2007 y lluvias severas como las de julio de 2010 ocasionadas por el huracán Alex, son fenómenos naturales que han dejado a su paso personas fallecidas, pérdidas materiales y patrimoniales de gran cuantía, y el drama en reiteradas ocasiones de miles de familias que se quedan sin hogar ante sus devastadores efectos.
La mañana del 14 de junio de 2013, una atípica lluvia acumuló en el lapso de 24 horas, 495 milímetros de precipitación en la entidad. De acuerdo a un reporte del Servicio Meteorológico Nacional, que depende de la Comisión Nacional del Agua, la marca promedio de lluvias en junio es de 39.96 milímetros.
El aluvión que provocó derramamientos importantes e inundaciones en la zona urbana, en colonias que incluso nunca habían sido afectadas, dio lugar a la declaratoria de desastre natural en cinco municipios de Coahuila, a solicitud del gobernador del estado Rubén Moreira Valdez, ante la Comisión Nacional del Agua y aprobada el 18 de junio.
Morelos, Nava, Piedras Negras, Sabinas y Zaragoza, fueron los municipios azotados, por lo que las autoridades llamaron, “fenómeno natural perturbador por la ocurrencia de lluvia severa”, que tan sólo en esta ciudad dejó una víctima mortal, 60 colonias inundadas, más de 40 mil damnificados y colapsada la economía de cientos de negocios.
“Lo que pasó en Piedras Negras fue un tremendo diluvio, una cosa extraordinaria, jamás contemplada en el Plan Director de Desarrollo Urbano, establecido en 1994 durante el gobierno estatal de Rogelio Montemayor Seguy y Ernesto Vela del Campo como alcalde. En esos estudios nunca se tomó en cuenta porque no había existido ese caudal de agua en un plazo de horas tan corto”, declaraba un mes después del suceso, Elías Sergio Treviño Earnshaw, presidente del Consejo de Desarrollo Urbano Municipal.
Treviño Earnshaw, quien fungió como presidente municipal de Piedras Negras en los periodos de 1973-1975 y 1989-1990, rechazó entonces que el municipio haya pagado el precio de un mala planeación urbanística.
Ante el antecedente de inundaciones ocurridas en los años previos, reconoció la necesidad de adecuar de acuerdo a las nuevas circunstancias, el Plan de Desarrollo Urbano, lo que supondría una inversión sustancial para el Gobierno.
“Es importante, que el estudio integral no quede en estudio y se ejecute, como un compromiso entre los tres órdenes de gobierno, federal estatal y municipal”.
En torno a la factibilidad de un drenaje pluvial, consideró conveniente estudiarlo a conciencia.
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